Competitividad sectorial
y empresarial

La competitividad es la capacidad de un sector o de una empresa para mantener sistemáticamente las ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en su entorno económico general y de mercado en particular.

De hecho, ante un escenario de permanente cambio como el actual, la capacidad para adaptarse puede marcar la diferencia entre las empresas o los sectores que alcanzan el éxito y aquellos/as otros/as que sufren las consecuencias de una estrategia errónea o de una falta de estrategia competitiva.

Competitividad sectorial
y empresarial

La competitividad es la capacidad de un sector o de una empresa para mantener sistemáticamente las ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en su entorno económico general y de mercado en particular.

De hecho, ante un escenario de permanente cambio como el actual, la capacidad para adaptarse puede marcar la diferencia entre las empresas o los sectores que alcanzan el éxito y aquellos/as otros/as que sufren las consecuencias de una estrategia errónea o de una falta de estrategia competitiva.

estrategias

Junto con los trabajos de carácter analítico, la prestación de servicios de asistencia técnica a la implantación de los planes o el desarrollo de metodologías que permitan al cliente la puesta en marcha de la estrategia completan nuestra oferta integral de servicios en el ámbito de la competitividad empresarial o sectorial.

Ponemos a disposición de nuestros clientes un equipo de consultores senior y de expertos sectoriales y utilizamos técnicas ampliamente contrastadas que permiten abordar proyectos realmente a la medida de sus necesidades y expectativas.

Nuestra metodología de planificación estratégica se basa en la aplicación de métodos de trabajo activo-participativos, los cuales se caracterizan por permitir, por un lado, el tratamiento simultáneo de los distintos puntos de vista que los representantes de la empresa/sector/cluster tienen de la realidad, los problemas y las soluciones aplicables a cada caso y, por otro lado, desarrolla un fuerte sentido de compromiso y equipo, indispensable para la posterior puesta en práctica e instrumentalización de las recomendaciones propuestas.

En definitiva, se trata de un enfoque “abajo-arriba” o “bottom-up”, que supone sacar el máximo partido de la experiencia y conocimientos de los agentes más cercanos y conocedores del contexto, para que puedan identificar los problemas, soluciones y necesidades a nivel empresarial o sectorial.

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